En un contexto de recuperación progresiva de la actividad, pero todavía de incertidumbre en lo que respecta a la restauración, la superficie plantada de patata en esta primavera ha disminuido entre un 3% y un 5% en los países que forman la NEPG (Agrupación de Productores de Patata del Noroeste Europeo: Bélgica, Alemania, Francia y Holanda). “Se trata de un acontecimiento histórico”, según la organización, ya que la última vez que se registró una caída en la superficie fue en 2014.
Esta previsión se basa en los datos recopilados hasta finales de la primera semana de mayo, fecha en la que se había plantado ya algo más del 95% de la superficie. El dato está en línea con la estimación publicada para Francia a mediados de abril por el Ministerio de Agricultura galo, que apuntaba a una caída de la superficie del 6,7%. Las recomendaciones que la NEPG viene lanzando desde el verano pasado para que se redujera la siembra, y la mala situación del mercado en 2020, han tenido su efecto.
En lo que respecta a la situación del mercado, la organización apunta que “el mercado libre está orientado al alza porque los transformadores esperan una especie de ‘boom’ o al menos un aumento de la demanda en las próximas semanas y meses en el mercado interior de estos países y también en las ventas a otros países europeos, así como fuera de la Unión”.
Los productores son optimistas, porque la campaña lleva algo de retraso. Los cultivos tempranos saldrán más tarde de lo habitual y también los principales. Por otro lado, las bajas temperaturas registradas en abril han contribuido a mantener la patata almacenada en buen estado y además los volúmenes libres en stock son inferiores a los de los últimos años.
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