Comienzo con el estribillo de una canción que se presentó a Eurovisión interpretada por Remedios Amaya: “ay quién maneja mi barca, quién, que a la deriva me lleva”… Si algo caracteriza a la Unión Europea (UE), y más en concreto a los burócratas de Bruselas, es su tendencia a regularlo todo, a imponerlo casi todo y a meterse en todos los charcos.
Lo he contado aquí en más de una ocasión: cada vez que la Comisión Europea anuncia una propuesta y en su declaración de intenciones dice que el objetivo principal es simplificar las normas, hay que ponerse en lo peor, porque el resultado es justo el contrario, ya que termina complicándolo todo mucho más. Es lo que sucedió con la PAC actual. Pero es que, además de eso, resulta, que se mete en todo, en lo que bien podríamos calificar de manía normativa y exceso regulatorio. Lo explico con dos ejemplos.
Si algo caracteriza a la Unión Europea, y más en concreto a los burócratas de Bruselas, es su tendencia a regularlo todo
Esta semana y la próxima están de plena actualidad las nuevas reglas que se preparan en Bruselas para regular el transporte de animales. Días atrás hemos conocido el proyecto que manejan los de la Comisión Europea y que, según han anunciado, se presentará el próximo miércoles. Está muy bien que se vele por mejorar las condiciones de los animales durante su transporte y se establezcan limites en el tiempo de viaje en función de las especies, el espacio del que deberán disponer y cuando deben beber. Pero es necesario que esas reglas se hagan con sentido común y contando con los que más saben de eso, que son los ganaderos, los veterinarios y, sobre todo, los transportistas. ¿Se está haciendo así? Por lo que sabemos no.
Otro ejemplo: de pronto la Comisión Europea se ha sacado de la manga una interpretación “sui géneris” de una norma, que entrará en vigor, si nadie lo remedia, a partir del día 8, que cambia el etiquetado de las botellas de vino. Sin entrar en los detalles, eso supondría que habría que destruir en toda la UE centenares de millones de etiquetas de vino que ya están hechas, con el coste económico que eso supone y con los trastornos de todo tipo que eso significa también.
Pero, ¿es que no ha habido tiempo para hacerlo antes o, en cualquier caso, es que no se puede dar un plazo mayor para adaptarse? Termino con otra canción, en este caso de Mari Trini, que viene al pelo y cuyo estribillo reza así: “no se puede vivir así, no se puede vivir así…”